Páginas

lunes, 1 de abril de 2024

Un otro a medida

Si busca compañía, no se fíe de cualquiera

Gustavo Dessal (publicado en el Manicomio global el 31 de marzo de 2024)

El 25 de diciembre de 2021, Jaswant Singh Chail fue detenido por la guardia de seguridad del castillo de Windsor y condenado a 9 años de prisión. Su objetivo era asesinar a la reina Isabel.
A comienzos de 2023, un hombre belga se suicidó, supuestamente desesperado por el pesimismo que lo invadía debido al calentamiento global y las consecuencias medioambientales. Ambas historias tienen un  elemento común. Las dos personas habían buscado refugio en aplicaciones generadas por Inteligencia Artificial, que proliferan cada vez más, y que se conocen como “AI girlfriend” o “AI boyfriend” (“Novia o novio por Inteligencia Artificial”).
La Fundación Mozilla ha realizado un estudio de estas aplicaciones de pago, descargadas por cientos de millones de usuarios en todo el mundo. Desde que OpenAI inauguró el ChatGPT en noviembre de 2022, los desarrolladores han iniciado una carrera para crear dichas aplicaciones que ofrecen compañía femenina o masculina, según los gustos del consumidor, y con quienes establecen un vínculo exclusivamente digital, dado que a diferencia de Tinder u otras semejantes, el partenaire es un avatar que no existe en la realidad física, pero con el que se puede mantener un diálogo permanente. Los temas, las preguntas y las respuestas no tienen ninguna clase de regulación ni control. El objetivo de las empresas que las han inventado es la obtención de datos. La particularidad de estos datos es que son extraídos de un campo de profunda intimidad, como es el de las fantasías y delirios que surgen en conversaciones románticas y sexuales. Eso permite reconstruir un perfil del usuario que, elaborado por los algoritmos de modelos de grandes lenguajes, alcanzan a tocar resortes subjetivos que no se limitan a los intereses del consumo. Pueden realizar una radiografía de las inclinaciones políticas, la posición mental, la aptitud o no para el desempeño de un puesto de trabajo, y muchas otras características altamente personales de los individuos que interactúan con sus parejas imaginarias.
La mayoría de la “Novias por I.A.” son semejantes. Los avatares femeninos lanzan mensajes en los que incitan al usuario a enviar fotos y textos de contenido sexual, a la vez que lo animan a expresar sus secretos y deseos más íntimos. Las app carecen de sistemas de protección de datos (algunas permiten abrir una cuenta introduciendo como contraseña un número de una sola cifra, o una única letra del abecedario), lo cual las convierte en un blanco fácil para los hackers, que en pocos segundos logran acceder a toneladas de información confidencial.
A juzgar por la investigación que llevó a cabo por la Fundación Mozilla, los usuarios suelen ser individuos perturbados por una extrema soledad y un intenso sufrimiento psíquico. Chail, el hombre que intentó asesinar a la reina, conversaba con “Sarai”, el avatar femenino que la app “Replika” había creado para él. Creía que Sarai era un ángel, y por lo tanto luego de intercambiar más de 5000 mensajes con ella, se sintió por completo apoyado en su plan.
Tras conversar con el psiquiatra que trataba al señor Chail, el propio juez que lo condenó a 9 años de prisión admitió que se trataba de alguien particularmente vulnerable debido a su desesperada soledad, tristeza e ideación suicida.
Más allá de los casos que he destacado a partir de ese estudio, estas escalofriantes aplicaciones utilizadas por millones de personas logran crear una ilusión de realidad cada vez más perfeccionada y manipulan los circuitos pulsionales sin ninguna clase de control. Una prueba del alcance que la I.A. puede tener en la vida psíquica es que algunos de sus efectos podrían ser considerados una incitación a hechos delictivos y criminales. Por esa razón, la app Replika decidió lanzar una actualización que fuese “sexualmente menos agresiva”, lo cual provocó por parte de muchos usuarios un aluvión de protestas en la que expresaban sentirse “devastados” por este cambio de política.
La antropomorfización de los dispositivos inteligentes es un efecto estructural de la tendencia del ser hablante a prolongar la imagen narcisista del yo más allá de los límites de su cuerpo. Estas app explotan ese mecanismo subjetivo para penetrar en las regiones más oscuras del goce.
En última instancia, se trata de la capacidad tecnológica para estimular el fenómeno de la creencia. Los espectadores de la primera película en la historia del cinematógrafo huyeron espantados al ver un tren que parecía abalanzarse sobre ellos, así como 75 años atrás Orson Welles sembró el terror entre los oyentes de radio cuando narró una adaptación de la novela de H.G. Wells “La guerra de los mundos”, y les hizo creer que los extraterrestres habían invadido el planeta.
Eran tan solo los primeros anuncios que demostraban la profunda religiosidad subyacente al fenómeno de la creencia, reeditado ahora con medios técnicos de alto grado de sofisticación y escaso conocimiento de la autonomía que pueden lograr.
Lacan lo predijo cuando consideró que en sus experimentos con lo real, la ciencia no logra evitar que algo escape, se fugue del campo de la representación y retorne de maneras impensadas e incalculables.
Estamos en eso.

sábado, 2 de marzo de 2024

Aprendizajes, transmisión, interlocuciones

 

Este artículo surgió a partir de la reescritura de la exposición preparada en ocasión de la presentación y defensa de la tesina de graduación, que tuvo el título de Fantasma Digital. Fue publicado en Página 12 con el título Aprendizajes e Interlocuciones

 

Partiendo de la matriz de los tiempos lógicos lacanianos: Instante de ver, tiempo de comprender, momento de concluir; pueden pensarse muchas cosas dentro de esa manera de enunciar los ciclos vitales. La vida transcurre mientras vamos haciendo malabarismos y elecciones, tratando de preservar algunas sincronías y dejando que caigan otras. No siempre sabemos que hacemos esto, y no siempre podemos hacerlo, pero en lo que percibimos, vamos tratando de prestar atención a procesos donde estos tres momentos, que se desarrollan en diferentes planos todo el tiempo, nunca marchan al unísono, más bien todo lo contrario: ocurren con modos que son asincrónicos, desbordantes, imposibles de prever y mucho menos de planificar. En cualquier recorrido de aprendizaje, sea vital o instruccional,  uno alcanza a atrapar sólo una parte de lo que ocurre, porque mira la escena con lo que sabe y también con lo que no sabe


Lo que no sabe, no es algo que falta. A decir verdad, lo que no sabe es altamente performativo en relación a lo que sabe. Analicemos un ejemplo. Nicolás Copérnico no pudo avanzar en el estudio de la “bóveda celeste" porque tenía cierta aversión sobre las elipses, o para decirlo de manera inversa, cierta fascinación por las circunferencias. Eso no le impidió formular la teoría heliocéntrica, pero el modelo que construyó no le explicaba una parte de lo que observaba: las estaciones, los cambios climáticos a lo largo del año o la duración variable de las noches y los días. Cuando Galileo se dio cuenta de esto, encontró que las figuras elípticas describían mejor las órbitas de los planetas. Pero Copérnico terminó en la hoguera de la Inquisición, sin llegar a enterarse qué fue lo que no sabía cuando miraba.


¿Por qué ocurre esto? En principio, porque en todos los procesos vitales o instruccionales, siempre hay otros, en tanto nuestra propia constitución como sujeto se produce a partir de un Otro que cumple con la función materna. Ese otro-para-nosotros obtura lo que vemos, porque en el vínculo con él, anteponemos una pantalla, que Lacan llamó Fantasma Fundamental. Proyectamos sobre esa pantalla lo que quisiéramos que el otro sea y a su vez esa pantalla cumple la función de obturar lo que hay detrás. Y detrás no hay nada. Pero nosotros vemos allí todo el tiempo al otro que esperamos sea para nosotros. Sería insoportable descubrir que no hay nada. O para decirlo lacanianamente: El fantasma encubre que no hay forma de inscribir una proporcionalidad, una relación entre dos, porque no hay tal cosa. Hay lo uno y otros. Esto se entiende un poco más cuando uno lo piensa en términos del amor que busca en la media naranja, la complementariedad. No hay tal cosa.


Ese filtro es un condicionante para lo que podamos ver y aprender. Gastón Bachelard decía que se aprende siempre contra algo (un saber anterior, un prejuicio, una creencia) y Pichón Rìvière señalaba que uno siempre hace sombra sobre el campo que observa (esa sombra que a Copérnico no le dejaba ver porqué el despliegue heliocéntrico no correspondía con lo que observaba). Pero también hay que decir que podemos atrapar sólo una parte de lo que vemos, porque hacer malabarismos con lo que nos ocurre y condiciona cada uno de los tiempos lógicos, ocupa tiempo, emocionalidad y energía. Es un trabajo enorme el que hacemos para tratar de comprender cómo funciona lo que percibimos. Casi podría decirse que todo sufrimiento está anclado en ese modelo de comprensión que construimos. Y hay que señalar también que a separar los procesos, conectarlos, significarlos y ver dónde estamos ubicados nosotros en ese paisaje, se aprende trabajándolo en análisis.


En un sentido que podríamos pensar como muy de la clínica,  cuando uno bucea un territorio novedoso y desconocido, va tratando de establecer anclajes con la teoría en lo que percibe y después teje con esas hebras. En ese proceso aprende. Y aprende mucho, pero siempre viendo una parte, ya que otras están obturadas, en tanto nunca deja de mirar con lo que no sabe. Sin embargo, para poder realimentarse, necesita de otros, de la mirada de otros, de la crítica de otros, del aporte que pueda ofrecernos lo que les suscita eso de lo que les hablamos. Pero para que podamos transmitirle a otros todo lo que aprendimos, necesitamos generar herramientas que posibiliten una interlocución, una narrativa inteligible. Nosotros ya sabemos una parte, y en todo proceso de transmisión existe el malentendido, pero sin el ida y vuelta con el otro en sintonía, no podremos ver más que lo que aprendimos mirando, estudiando y reflexionando. La diversidad, lo distinto, el enfoque divergente, nos viene dado por el otro. Por eso que llamamos la otredad.


Una herramienta de interlocución puede ser un blog de intercambio, una conversación, una minuta, una experiencia compartida. La única condición es que no se parta del supuesto de que estamos enseñando algo, sino que estemos en posición de mostrar cómo pensamos para llegar a lo que llegamos. Y que esperamos aprender algo más de ese intercambio. Algo que en soledad, somos incapaces de ver.

Daniel Krichman Hernandez
Psicólogo. Practicante del psicoanálisis

G
M
T
Y
La función de sonido está limitada a 200 caracteres