El señor Lerminier, el académico, diserta sobre la incapacidad intelectual del pueblo. El señor Lerminier es un bruto. Pero un bruto no es un tonto ni un indolente. Y nosotros seríamos también brutos si no reconociéramos en sus disertaciones el mismo arte, la misma inteligencia, el mismo trabajo que realizan quienes transforman la madera, la piedra o el cuero. Sólo reconociendo el trabajo del señor Lerminier, podremos reconocer la inteligencia que se manifiesta en la obra de los más humildes.
Jacques Rancière - El maestro ignorante.
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