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miércoles, 12 de mayo de 2010

Distancia lingüística y discriminación

Esta peli fue posteada en Facebook, desde YouTube. Dos de los mayores centros de direccionamiento de tráfico que existen hoy en la Web. El título ya invoca una mirada. El paso siguiente, tras mirar el video, es armar la sentencia: Es tonta porque no entiende la tecnología. Más allá de que las situaciones que se producen son desopilantes, es imposible no sentir cierta compasión por la desorientación de Maruja, a quien -seguramente- las tecnologías han de resultarle cosas incomprensibles.
También es probable que algún buen tecnofóbico termine cargando el problema de la impermeabilidad de Maruja a la complejidad de la tecnología. No hay tal cosa. La tecnología lo que hace aquí es amplificar la difusión del episodio. No es la responsable de que una persona no comprenda qué sucede cuando se encuentra en medio de un delay.
El sonido y la imagen viajan a velocidades diferentes. La luz a 300 mil km por segundo y el sonido a 333 metros por segundo. En la imagen televisiva, el sonido viene encriptado junto con la imagen para que llegue sincronizado (de otro modo sería imposible entender algo).Mirar la misma escena por dos medios diferentes (teléfono y televisión), agrega ruido al mensaje porque superpone esta diferencia en la recepción del mensaje. Si además desde el televisor se escucha el rebote del teléfono debido a los propios problemas de la transmisión, es comprensible que quien no está familiarizado con ese mundo no entienda lo que está pasando. Pero no entender no lo hace un tonto. Es simplemente alguien que no entiende. Maruja, por lo que parece es una persona mayor. Está claro que no tiene capacidades para metabolizar cuestiones tecnológicas, pero seguramente tiene otros saberes, porque ha vivido.
Habría que pensar aquí qué tipo de educación estamos haciendo que termina alentando este modo de discriminación entre quienes tienen facilidad para relacionarse con la tecnología y quienes no la tienen, como si el saber tecnológico tuviera un valor de privilegio por sobre los otros. No se trata de un tema menor si pensamos que el dispositivo donde se lo sube (ya enjuiciado), entre otras cosas puede distribuir en pocos minutos el incidente de Maruja a lo largo y a lo ancho del mundo, sin que ella preste consentimiento ni se entere.
Aquí tenemos un buen ejemplo de cómo funciona el Tercer Entorno (3E) del que habla Javier Echevería. La información fluye de un punto a otro. No importa si al llamar a un programa de televisión o postear algo en el Twitter lo pensamos o no. Tampoco importa si tuvimos la intención de que nuestro mensaje quedara en un ámbito acotado. La conectividad plantea reglas de juego salvajes: todo lo que se sube al flujo de información puede ser tomado y usado a juicio de quien lo toma. ¿El sistema educativo está pensando en eso?


3 comentarios:

Julio Serrano Echeverría dijo...

Daniel, estoy de acuerdo con lo que planteas, el delay en el que se vio Maruja va mucho más allá de esos nanosegundos, hay un diferencial de velocidad creciendo entre el tiempo real y la lectura crítica, el mito del techie ilustrado.
La distancia entre tecnología y contexto se vuelve una peligrosa trampa, creo que para muchos usuarios el mundo web es "otro" mundo que no es este, habrá quien piense "cómo es posible que existan marujas!", es posible que esa misma persona piense que una red social solo puede ser algo como facebook o que una comunidad es la traducción de la palabra commons.
Son pocos los esfuerzos para la mediación tecnología-contextos, la idea de que la TIC terminaron con las fronteras es una de las grandes trampas simbólicas en las que hemos caído.
En fin, la discusión da para mucho, y pues enhorabuena por esta máquina de palabras,

un abrazo desde Guatemala

Daniel Krichman Hernandez dijo...

Ave Julio! Gracias por pasar y comentar.

Hay un tiempo para sembrar y un tiempo para cosechar: Evidentemente no hubiéramos podido recortar estos temas hace unos pocos años atrás. El despliegue de las tecnologías empuja la producción de tecnicidades y con ella vienen los reacomodamientos en el pensamiento y las valoraciones.

Llevo conmigo el recuerdo de una situación similar (referida por mi madre y) sucedida hace más de 50 años: En el pueblito donde pasé los primeros años de la infancia, había una señora mayor (a la que recuerdo con poca nitidez y mucha ternura) que tenía algo en común con Maruja: dificultades con el lenguaje. Doña Graciana llegó un día a mi casa paterna y se encontró con los tres hijos de aquella familia (4,5 y 7 años) jugando en el piso, descalzos. ¿No tienen frío?- preguntó- ¿Cómo se llaman? - repreguntó la señora y mi madre contestó: Pablito, Danielito y Alejandrito... Entonces doña Graciana se sorprendió: Qué lindo!, le buscó todos los nombres con ito...

Hay muchas diferencias con Maruja, pero se me ocurre nombrar algunas que la conectan por oposición: Hace 50 años estábamos en una posición más periférica respecto a la espiral del desarollo tecnológico y las segmentaciones sociales tenían fronteras más indefinidas. Era difícil que a alguien se le ocurriera relacionar no sabe con es tonto.

El capitalismo no era lo que es hoy. Todavía la figura de los Estados-Nación, ocupaba toda la escena y mundialización o globalización eran términos inimaginables.

Otra diferencia es que doña Graciana no lo dijo en televisión. Ni la televisión era lo que es hoy ni estaba recortado el Tercer Entorno (virtual) de Javier Echeverría. Probablemente existiera, pero no tenía la implicación simbólica que tiene en nuestro tiempo.

Seguimos.
abrazo desde Rosario, Argentina

Verónica Pena dijo...

Comparto nuevo enlace del video.

A mí hay algo que me resultó poco menos que angustiante en esa distancia cultural: el que ella no se reconozca a sí misma y estar yo de frente a esa conductora que hablaba a una cámara realmente deseando pasar al otro lado... Comprender ese desfazaje de nuestras "ubicaciones" como parte de lo que somos, sabernos aquí y allá... y no volvernos locxs en el intento... Me hizo pensar en la exigencia nueva de las mediaciones tecnológicas a la hora de... "consistir en nosotros mismos" (?).

De todo lo que hace al lenguaje, justo la distancia hace su nido en los deícticos... Ah, me duele...

Un abrazo porteño