En pocas palabras, Marino dice lo que (creo) es la mejor respuesta a todas las preguntas referidas al uso posible de los blogs como partes de un dispositivo de transmisión de conocimientos e información.
Los blogs son uno de los pilares sobre los que se ha venido edificando la llamada Web 2.O: aquella de las comunidades que interactúan, de la construcción colectiva de saberes, de los dispositivos en redes, de las etiquetas sociales, etc. Todo, absolutamente todo, bajo este paradigma habla de integración. Tanto la escritura de códigos en los diferentes lenguajes, como la de contenidos.
Creo que no se puede entonces pensarlos al margen de otras herramientas que complementan su funcionamiento y lo integran al dispositivo, a menos que sigamos viéndolos como si fueran cuadernos analógicos, bitácoras tradicionales de papel, que podemos compartir solamente con aquellos a los que conocemos mucho.
Más apropiado sería pensar el blog como un metaeditor (una gran olla en donde preparar la sopa digital) en el que pueden converger escrituras propias, enlaces hipertextuales a contenidos de terceros, imágenes, sonidos o datos dinámicos que permiten mantener viva la red de intereses propios del blogger. Una red que, por otra parte, siempre está inmersa en otros sistemas mayores donde convive y se intersecta, con intereses diferentes que la alimentan, la acotan o la obligan a reconfigurarse.
Justamente la idea del dispositivo web 2.0, aplicado a la captura y metabolización de contenidos, es integrar de otra manera la dieta digital (para usar una expresión de A. Piscitelli) que manejamos. ¿De qué otra manera podríamos hacerlo, sino dándonos permiso a nosotros mismos para conocer aquello que todavía no conocemos? Herramientas como los lectores de RSS, los podcastings, Feevy, Flickr, o YouTube y probablemente hasta Second Life, con todas sus variantes, son partes de un ecosistema que puede organizarse fácilmente en torno de los blogs, por el costo mensual de un modesto desayuno. Aunque resulte obvio, vale la pena aclararlo: herramientas no son propósitos. No me refiero a infraestructura tecnológica sino a dispositivos de intercambio de saberes y conocimientos.
Recientemente Google ha publicado un artículo en el que informa que:
Uno de los resultados más interesantes del estudio es que, por mucho, los llamados "cibercafés" (o cabinas de acceso) ya son el lugar principal de acceso a Internet en la región. Los únicos dos países donde hay una excepción son México, donde el uso desde el hogar está un poco por encima, y Puerto Rico, donde el acceso desde cibercafés es prácticamente inexistente.
Es la primera vez que puede afirmarse que lo económico, en la brecha digital, no tiene tanta relevancia.
Estos hechos, la facilidad operativa, tanto como la accesibilidad económica, ponen de relieve una cuestión que no es menos importante: ¿Qué contenidos estamos enseñando? ¿Cómo lo estamos haciendo? Respecto a los contenidos significativos ¿Estamos a la altura de las circunstancias? ¿Qué esperamos que suceda en las instituciones educativas con la inevitable irrupción de los dispositivos tecnológicos?
Foto: 'Apple Core Duo
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